martes, 24 de enero de 2012

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Son esas decisiones que te cuestan en el alma. La rutina, y la tranquilidad de no arriesgar. Y el dolor y la culpa de saberme tan cagón, como para dejar pasar esta oportunidad. No se muy bien si realmente esta bien. Se que así evito un poco los problemas a futuro, entre ambos. Sos una persona que no me gustaría perder, y ese miedo a perderte es el que me lleva a alejarme de vos. Es contradictorio, toda mi vida fue contradictoria, y aunque, como vos me decís siempre, no puedo excusarme en eso y dejarlo pasar como algo normal, es lo que siempre termino haciendo. Te lo dije el primer dia (entre tantas cosas que te dije que realmente eran ciertas), suelo refugiarme en lo básico, una especie de coraza; en la tranquilidad de no sumar algún que otro problema. Mas después de tantas relaciones traumaticas que hoy afectan mi confianza, mi fe, y mis creencias aunque no lo quiera. Tal vez no es el momento, me das muchas cosas que me encantan, y a la vez me consumo a mi mismo cuando me faltan. Llegó un punto, un punto de quiebre, en el que te estas volviendo necesaria. Y se que no puedo brindarte todo lo que necesitas, en este momento de mi vida. Solo puedo pedir, y reprochar, muchas veces sin sentido, viendo la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio. Reclamando lo que no me esfuerzo en brindarte. Me hubiese gustado conocerte en otro momento de mi vida, pero no de la tuya, algo realmente imposible. Me encanta lo que sos, y me avergüenza y detesto lo que soy. Quizás mas adelante me des otra chance, quizás no. Sumaste mucho en estos meses, y me enseñaste otro poco. Me demostraste que se puede volver a confiar, y que todavía estoy a tiempo de mejorar un poco. Sin decirme nada, noche a noche te metiste en mi cabeza, revolviendo viejas cosas, y haciendome pensar, pensar, pensar y pensar. Darme cuenta, que, no estaba bien. Que realmente no estoy bien, y que primero debo encaminar un poco las cosas, y madurar en bastantes aspectos. Sin decirme nada, lograste abandone uno a uno los falsos placeres, que me generaban tanto dolor, mostrándome una irreal felicidad. Recupere la alegría, las sonrisas, un poco de mi esencia que tanto había perdido. Me mostraste el camino, me hiciste valorar el futuro. Y me volviste a meter ese miedo estúpido, ese miedo estúpido de arriesgar y volver a caer. El que no arriesga no gana, pero desconoce lo que pierde. Pierdo muchísimo. Hoy aunque me duela, me vuelvo a refugiar en lo básico, y en la tranquilidad de las pocas cosas que conservo. Tratando de acomodar un poco el lio que es mi cabeza, y no meterte en muchos problemas que ninguno de los dos va a poder soportar.
Llegaste a mi sin que yo lo esperara, y me tomaste por sorpresa. El dia en el cual, pasaba a cumplir 2 décadas de existencia, y no mas de 15 de madurez mental. Mas de una vez sentí, y siento que el destino nos encontró por algo, fue una suma de varios factores, y varias decisiones, demasiadas como para considerarlo una simple casualidad. 
No voy a encontrar alguien como vos, que con dos palabras me haga sentir cual niño de 8 años ante el reto de un padre. A la que mire a los ojos, y me haga agachar la vista, y darme cuenta de las miserias que tengo en el alma. Ese alguien que te da la voluntad para mejorar. Creo que en veinte años, nunca sentí amor, amor verdadero, ese que cura, enseña, y te ayuda a progresar. Y de a poco, estaba empezando a sentirlo.
Como dije, me enseñaste el camino, y la forma de andar. Ahora queda en mi aprovecharlo, y esperar que el futuro pueda volver a encontrarnos, yo mas maduro, y vos igual de hermosa como siempre.




Me queda una foto, y un par de promesas por cumplir, y por cobrar. Espero poder lograrlo.








Te quiero, y creo que no voy a poder pasar un dia sin que te me vengas, aunque sea, cinco minutos a la cabeza. Y que la culpa de haberme alejado me carcoma desde de adentro.




Te pido y me pido perdón.

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