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Este texto lo saque de otro Blog. Simplemente me encanta y refleja mucho varias cosas que pienso.




 http://www.arielblanco.com/2008/10/21/prejuicios/


"Algo que siempre me ha pasado, es ser señalado con el dedo.
Esto de tener un blog, un fotolog, un foro y una web de jodas telefónicas ha dado que hablar.
Me han felicitado por haber hecho reir, disfrutar y entretener a millones de personas sin haber cobrado nunca nada por eso, y también me han dicho que, por hacer todo eso, soy un pendejo inmaduro.
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Muchas veces ha sido para bien, y otras para mal. Las cosas buenas son lindas escucharlas para saber que uno es valorado, que uno tiene buena imagen y que está haciendo las cosas bien. Pero lo más sabroso de todo esto, es escuchar a quienes tienen cosas negativas para decir sobre tu persona.
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Posiblemente, como estamos en un mundo de prejuiciosos, las negativas te lleguen por parte de “terceros”. Ejemplo: “Tal persona dice que sos un fiestero, o tal persona dice que sos un drogadicto”.
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Seguro que esa persona que anda diciendo eso de vos, jamás te lo dijo ni te lo dirá en la cara, por lo tanto, lo primero que debemos pensar es: “¿Debo preocuparme por un prejuicioso salpicado de cobardía que no se anima a plantearme las cosas de frente?”
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Luego de haber sacado la conclusión, debemos también pensar que esa persona que no se animó, puede ser cobarde, pero puede tener razón.
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Es ese el momento donde tenemos que apartarnos de nuestros amigos por un ratito, salir a la calle, caminar, respirar aire puro y pensar.
Lo que no podemos permitir es que tengan prejuicios solo con vernos en fotos, o por nuestra forma de vestir o nuestro aspecto.
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Recuerdo una ocasión donde le dediqué 2 años de mi vida a una mujer, dándole ABSOLUTAMENTE todo lo que esté a mi alcance. Sin ser materialista, les puedo asegurar que esa persona jamás pagó una cena, un café o un licuado en la playa. No me refiero a que era egoísta o laucha, sino a que en ningún momento yo la dejé pagar.
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Fui muy bien recibido en su casa por la familia, que “entendía” que ella era una persona a la cuál yo quería a mi lado. Quería cuidarla y llevarla a su plenitud.
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Detecté, con el paso del tiempo, que esa persona me engañaba. En realidad no se si me metió los cuernos, pero si detecté que estaba a punto, por lo tanto, mi dedicación y plenitud hacia ella se veía reducida en un gran porcentaje.
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Su familia hizo oídos sordos a todo esto, lo dejó pasar de largo. Pero yo nunca pude y hasta el último día lo recriminé. La perdoné, pero la herida siempre quedó porque fui lastimado con un arma de traición.
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Hubo un momento donde decidí alejarme un poco, y ver que nos pasaba. Su compañía no me hacía del todo bien, y quería meditar. Por supuesto, este “tiempito” que me tomaba, traía llantos y malestares por parte de ella.
Su familia detecta todo esto, y el día que yo me acerco a dialogar con ella para comentarle todo, me dan vuelta la cara, me tratan peor que a un perro con sarna y ni siquiera me saludan.
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Ella me explicó que me trataban así porque la vieron llorar por éste tiempo que yo me habia tomado para replantear todo, donde yo solo queria pensar si podía seguir dedicando mi vida a ella o si debía liberarla.
Lo que nunca entendieron los padres, es que en su momento, yo lloré más que ella, y jamás nadie le cerró las puertas. Incluso, nadie se me acercó a ver como estaba yo.
Siempre esperé un diálogo, donde yo poder decirles por que reaccionaba y actuaba así. Por qué cambié mi forma de ser, por que me puse tan a la defensiva, y por qué me alejé. Estoy seguro que si ellos me hubiesen querido escuchar, las cosas hoy serían muy diferentes, pero bueno, es mucho más fácil juzgar por lo que se ve que por lo que se siente. Aparte, para puterío y quilombos el Argentino está en su salsa.
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Hoy, lamentablemente, vuelvo a entender que a la gente le gusta más criticar que sentir. Injuriar y calumniar que conocer.
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Estén siempre dispuestos al diálogo y no a la pelea. Conozcan a fondo contra quienes van a discutir, porque posiblemente, quienes los llamen borrachos, mujeriegos, faloperos o “vagos” sea gente que toma alcohol, fuma un porrito de vez en cuando, ha corneado a su mujer y nadie lo sabe, y lo que más le gusta es estar tirados en un sofá bebiendo cerveza y viendo fútbol. De todas maneras, al momento de criticar, se vestirán con su mejor traje, su mejor perfume, sus mejores zapatos y te dirán con una voz muy seria y respetable: “Éste chico no es para vos”.
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Confíen, confíen y vuelvan a confiar, que es mejor hacer las cosas y cometer el error, que escuchar prejuicios, aceptarlos, y perder una de las cosas más importantes que tenemos: Decisión.
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Ariel Blanco"